Imagina por un momento que tu hogar es un parque lleno de risas, juego y aprendizaje constante. Ahora, añade a la mezcla un peludo compañero de cuatro patas que es parte esencial de todo eso. ¿Suena complicado? No necesariamente. En el lienzo colorido de la vida familiar, los perros y los niños pueden dibujar juntos la más hermosa de las pinturas.
¿Sabías que cultivar una relación armoniosa entre tus hijos y tu mascota puede enseñarles a los niños invaluables lecciones de empatía, responsabilidad y amor incondicional? Entonces, si estás buscando crear ese vínculo perfecto entre tu peludo amigo y tus pequeños, has llegado al lugar indicado. Te invitamos a sumergirte en este viaje mientras exploramos juntos cómo hacer que tu hogar sea un refugio de amor y respeto mutuo entre tu mascota y tus hijos. Recuerda, ¡una familia feliz es una familia unida!
¿Cómo se logra el vínculo niño-mascota?
Para fortalecer la relación entre un niño y su mascota, es importante involucrar al niño en el cuidado de la mascota. Aunque es genial que los niños disfruten jugando con sus perros, también deben entender que tener una mascota en la familia implica responsabilidades más allá de la diversión.
Las responsabilidades asignadas a los niños deben adaptarse a su edad. Puedes asignarles tareas sencillas como alimentar a la mascota, asegurarse de que siempre tenga agua limpia y cepillarla a diario. A medida que los niños crezcan, puedes aumentar sus responsabilidades, como sacar a pasear al perro o bañarlo.
Estos cuidados diarios ayudarán a desarrollar un vínculo emocional fuerte entre el niño y su mascota. Además de aprender a ser responsables y cuidar de otro ser vivo, esto también beneficiará sus habilidades de relación con los demás y consigo mismos.
Es importante que durante la etapa inicial de la relación entre el niño y el perro, un adulto supervise para garantizar que los comportamientos sean adecuados.
Tener un perro puede tener beneficios para la salud de toda la familia. Se conoce como el «efecto mascota» y se ha observado en diferentes aspectos fisiológicos y psicosociales. Se ha demostrado que tener mascotas contribuye a la sociabilización, aumenta la supervivencia después de un ataque cardíaco, reduce la presión arterial, disminuye los niveles de estrés (cortisol) y triglicéridos, y aumenta la percepción de habilidades y autoeficacia, entre otros beneficios.
Además, los perros también son beneficiosos para personas con discapacidad y personas mayores. Los perros se utilizan frecuentemente en terapias asistidas con animales para abordar diferentes problemas. Una relación de apego adecuada entre una persona y su perro genera cambios químicos en la persona, como el aumento de la liberación de oxitocina y endorfinas, que generan emociones placenteras y reducen el dolor. También se ha demostrado que la oxitocina afecta los síntomas de la ansiedad social y mejora la percepción de las señales sociales. La presencia de un perro mejora las habilidades sociales y el bienestar de personas con discapacidad intelectual y/o emocional, así como de personas mayores que pasan mucho tiempo solas en casa.
Beneficios para la salud de los niños
Tener un perro en casa trae muchos beneficios para los niños en diferentes aspectos, como su mente, su relación con los demás y su salud. Según los expertos, esta relación entre el niño y el perro puede aumentar su motivación, autoestima, seguridad en sí mismos, sociabilidad, habilidades cognitivas y memoria. Estos beneficios son preventivos, lo que significa que se basan en las capacidades del niño y no en sus necesidades específicas.
Además, tener un perro también ayuda a desarrollar un sentido de responsabilidad en los niños, de una manera gratificante y positiva, siempre y cuando cuenten con un entorno familiar que fomente esa responsabilidad.
En cuanto a los beneficios físicos, tener un perro como mascota implica más actividad física para los niños. Necesitarán sacar al perro a pasear dos o tres veces al día, lo que significa más ejercicio de manera regular e intensa.
Un perro no es un juguete
Es importante que los padres que estén considerando adoptar un perro tengan claro que no es un juguete ni un capricho para el niño. Antes de traer un perro a la familia, debemos entender que estamos incorporando a un ser vivo que convivirá con nosotros durante muchos años. Por lo tanto, es fundamental asegurarnos de que podemos proporcionarle todo lo que necesita, como tiempo, energía, cuidado, alimentación y educación. A cambio, el perro nos dará lo mejor de sí mismo de manera incondicional.
Antes de tomar esta decisión, es aconsejable reflexionar seriamente sobre si disponemos del tiempo, espacio y experiencia necesarios para cuidar de este ser vivo. Si no estamos seguros, es importante buscar ayuda de profesionales, como veterinarios o etólogos, que nos orienten y brinden su apoyo.
No debemos olvidar que el cuidado de un perro requiere seguir pautas higiénicas y sanitarias para garantizar su buena salud y prevenir la transmisión de enfermedades a los niños y adultos. Además de una alimentación adecuada y descanso, es necesario realizar desparasitaciones, vacunaciones (como la de la leishmaniosis) y realizar seguimientos coprológicos y análisis para confirmar la buena salud física y psicológica del perro. En resumen, es esencial seguir las indicaciones y recomendaciones del veterinario.
Al adoptar un perro, asumimos una responsabilidad importante, pero también abrimos nuestras vidas a una relación especial llena de amor y compañía.